Son nuestras aliadas para adaptarnos al entorno.
Nos motivan a la acción
Favorecen nuestra vida en sociedad.
Permiten nuestra regulación interna.
Prestar poca atención a las emociones afecta todas estas dimensiones en nuestra vida cotidiana, entorpece el conocimiento de nosotros mismos y nos pone en riesgo de estar sujetos a olas emocionales que, por no identificar a tiempo, nos sobrepasan sin que podamos regularlas. La regulación emocional es la capacidad que tenemos para experimentar, expresar y manejar nuestras emociones de manera saludable y funcional, así como para identificarlas, comprender su origen y desarrollar habilidades para modular su intensidad y duración, cuando sea necesario. Pero ¿esto cómo se logra?
1. Reconoce tus emociones
2. Aprende y practica técnicas y herramientas
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